Desde lo mas oscuro de la maleza sudamericana surgía un ruido impensable para aquel que estuviera cerca. Ni los propios animales se atrevían a pasar por ahí, algunos residentes de un pueblo cercano oían los fuertes ruidos desde sus casas a altas horas de la madrugada, se especulaban como ruidos por que nadie sabía lo que era.
No hace mucho tiempo, una noche de julio a altas horas de la madrugada, un pastor se disponía a salir de su casa por el ruido de los animales, una vez bajo los vio muy nerviosos y al fondo una escena que el nunca se imaginó .Uno de sus animales, en específico una cabra, estaba tirada en el suelo con un charco de sangre bajando del cuello, con la poca luz que había el pastor se acerco con su farol haber al animal y su herida. El animal no llevaba ni 15 minutos muerto con lo que sabía que “eso” andaba por aquí, se fijó en la herida y no eran garras, ni un disparo a bocajarro, ¿eran signos de una picadura de serpiente? pero no solo eso, por el lomo tenía signos de garras, como si lo hubieran agarrado para poder matarlo, era muy extraño ya que no hay ningún animal que haga eso.
Cuando se disponía a encender las luces para poder apreciar mas la escena, escuchó un aullido no muy cerca de él, el pastor cogió su Desert Eagle que tenía en un cajón y se apresuró a saber que tipo de amenaza se le presentaba. Justo al asomarse, dudó si estaba soñando. Una criatura de un metro 90’,con abundante pelo en la espalda, garras en las patas y en sus “brazos”, se escondía en la esquina de su establo, degustando lo que el pastor vio como un gato que cazó ágilmente, no se lo pensó 2 veces y al momento de quitar el seguro de la pistola la “bestia” se dio la vuelta, el pastor reflejó en sus ojos un miedo que nunca habia sentido, ya que él nunca había visto algo así.
Fue entonces
cuando………..
Gabriel
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