Empezamos levantándonos, como es costumbre. Estaba decidido a terminar la semana colectiva de la mejor manera.
Llegamos a clase y, nuestro profesor, Javier Díez, hizo recuento de las personas que somos y, nos dio algunas instrucciones para el camino hacia La Aguilera.
En el camino, me encontré a algunos de mis amigos de 4º, hablamos, nos contamos cosas, etc, pero no estuve especialmente mucho tiempo con ellos. El camino era largo, contenía ramas caídas de los pinos, en alguna ocasión tuvimos que apañárnoslas para pasar entre dichos árboles. Entre el barro del camino y un clima otoñal, se hizo cansado.
Al llegar a La Aguilera, entramos en su iglesia y al salir nos tenían preparado un chocolate caliente, que es ya tradición desde hace unos años. Estuvimos un rato hablando y luego fuimos hacia su monasterio. Yo no pude seguir por temas de salud, así que vinieron a buscarme.
Fue un día largo pero agradable, porque no había clase en esos momentos. Espero repetirlo.
Gabriel Leal
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